Crónicas de un templario (I)
Cuando estoy contigo, puedo ser yo mismo sin necesidad de máscaras, de mentiras, de hipocresías, sin falsas apariencias, de manera confortable y segura. Allá afuera, donde los valores están al revés de lo que me han enseñado, y donde lo efímero prevalece sobre lo duradero, lo banal, sobre lo trascendental, el placer sobre la integridad... Donde mis elecciones hechas me han dejado en un estado de ostracismo semi-voluntario, donde hasta hace poco me sentía atrapado.
Donde como oveja debo disfrazarme de lobo para pasar de largo, soportando como la ciudad que soporta un largo asedio los ataques tanto argumentales como personales.
Un buen día, me dije "Ya basta", y me di cuenta de que había cosas muy valiosas que eran dignas de ser defendidas con valor.
Probablemente nunca te tenga, pues tengo prohibido hablar de "poseer" a una persona, y eso evitaría tener que amarte como se debe, tal como aquél soldado que vio a su ángel capturado por otro mientras se perfilaba para otra batalla. Pero si de algo estoy seguro, es que gracias a tu invaluable apoyo, estoy en la vía de la reivindicación de mi integridad...
Y aún así, no puedo mencionar tu nombre por razones políticas
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