Crónicas de un templario (IV)
He expresado lo que siento cuando estoy contigo. Sé que puede sonar egoísta, pero a tu lado, siento que el mundo cambia. A diferencia de otros que cuando se enamoran, su mundo se cierra hasta que en él sólo cabe la persona que aman; en mi caso, mi mundo se expande para incluir al de ella, con todo lo que implica; su familia, sus necesidades, sus deseos, sus metas, sus amigos, sus valores... Pero lo único que no me han enseñado es a englobar su religión.
Cuando era chico, mi madre me enseñó que mi pareja debía creer en lo mismo que yo creo. una vez más, mientras el resto del mundo no consideraría relevante la religión, mi madre (y yo, después y a golpes) lo consideramos fundamental. Pensaba ¿Qué si ella cree en algo distinto a mí? Había 4 caminos:
- Convertirla a ella a mi religión, cosa que no me agrada puesto que querer cambiar a alguien es asesinarlo
- Convertirme yo a su religión, pues el sentimiento debe ser mutuo, y no puedo, por compromiso moral, cambiar de religión.
- Dejar la religión de lado y concentrarnos en cosas más relevantes para nuestra relación como, la confianza, el amor, el respeto, el cariño. Creo que esta sería la mejor solución, pero tengo un lastre muy pesado, el cual no puedo eliminar so pena de matricidio
- Dejarla a ella, y buscar otra que comparta mi religión. Esto sería muy doloroso para ambos, y puede que después de la pérdida no logre encontrar a nadie tan fácilmente
Por otro lado, a lo largo de este tiempo, y antes de que fuera capturada, me buscaba ganar su amistad, y de hecho la considero mi mejor amiga... Me refiero al ángel del que les hablé hace tiempo
Ella sabe muchas cosas de mí, pero poco es lo que sé sobre ella. Sólo unas cuantas cosas, y ninguna tiene que ver con el cómo se siente ella cuando está conmigo, ni si tiene planes de buscar lo que merece en otro lado. Yo, por mi parte, seguiré fortaleciendo mi corazón para algún día, decirle lo que siento sin temor a lastimarla, pues nunca, nunca tendré esa intención
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